Los hábitos, técnicamente hablando, son aquellas acciones que de forma deliberada realizamos en algún momento en nuestras vidas y posteriormente continuamos haciéndolas (muchas veces todos los días) sin pensar. Así como pasa en nuestras vidas personales, los hábitos también se incrustan en las rutinas empresariales, y muchas veces pueden afectarnos sin que nos demos cuenta.
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Las Rutinas de Trabajo
En el estudio “An Evolutionary Theory of Economic Change” publicado por Richard Nelson y Sidney Winter de la universidad de Yale en 1982, se sugiere que la mayor parte del comportamiento de las empresas es un reflejo de hábitos rutinarios y orientaciones estratégicas, más no de análisis detallados de las opciones remotas de las posibilidades.
Otro estudio realizado por investigadores de la universidad de Duke llamado: “Intervention to Break or Create Consumer Habits,” publicado en el Journal of Public Policy and Marketing en el año 2006 sugiere que mas del 40% de las acciones que la gente toma en un día no son basadas en decisiones, sino en hábitos.
En algún momento en nuestras vidas decidimos cuánto comer, en qué concentrarnos cuando vamos a la oficina, cuándo y qué tipo de bebidas tomar, cuándo hacer ejercicios o jugar algún deporte, cuándo ver TV, e inclusive cómo hacer el amor.
De igual forma, en algún momento mientras crece tu empresa, los trabajadores van haciendo cosas de alguna manera que (para bien o para mal) se transforma en hábitos empresariales. En este sentido, los investigadores de comportamiento organizacional han encontrado hábitos empresariales en casi el 100% de las instituciones que se han investigado, y se los conoce generalmente como rutinas grupales. Estas rutinas grupales pueden ser dañinas, ya que muchas veces hacen que el grupo actúe sin pensar.
Por ejemplo, en una empresa aseguradora observada, era común que los vendedores de seguros se reúnan a tomar café antes de iniciar su jornada de trabajo. Sin embargo, uno de los gerentes notó que las personas que no se reunían a tomar café, tenían mayor éxito en las ventas del día que las personas que sí se reunían a tomar café.
Resulta que el hábito de reunirse a tomar café y conversar era usado para “quejarse” de lo mal que estaba el mercado y lo difícil que era vender. Estas conversaciones ponían a los vendedores con la mentalidad de que no era fácil vender y por ende los resultados reflejaban lo mismo. Mientras que los vendedores que no se reunían a tomar café, salían a su día con una buena actitud y tenían mejores resultados. Si te gustaría profundizar más en el tema, te compartimos las top 5 ideas del libro “El Poder de los Hábitos”w
Tu actitud ante el trabajo puede estar altamente influenciada por las personas con las que te rodeas en el trabajo. Click To Tweet
The Power of Habit
En el libro, “The Power of Habit” por Charles Duhigg, se usa un ejemplo interesante y bastante estudiado acerca de una corporación que cambio gracias al cambio de un solo hábito. El nombre de la empresa es Alcoa, y su gerente general Paul O´Neill la sacó adelante después de una grave crisis solamente enfocándose en una cosa: la seguridad ocupacional.
Al enfocarse en mejorar la seguridad ocupacional (un hábito angular o hábito clave), la empresa generó mejores procesos, mejor capitación y un sinnúmero de cambios, que, a pesar de no ser lineales, en su conjunto transformaron la productividad de la institución.
Al enfocarse en cambiar un solo hábito, las empresas pueden beneficiarse de otros cambios que no creían estaban relacionados. Click To TweetAsí, las investigaciones demuestran que cambiar un hábito puede ser suficiente para cambiar la vida de un individuo o de una empresa. Por ejemplo, las personas que adoptan el hábito de trotar a diario tienden a comer y dormir mejor y ser más productivos en el trabajo que cuando no trotaban. Solo el hábito de trotar afecta estas otras las áreas de la vida (se ha documentado que muchas personas dejan de fumar no porque quieren dejar el hábito de fumar sino porque han empezado otros hábitos de ejercicio).
Un buen gerente debe buscar los hábitos angulares que afectan a su organización y cambiarlos por buenos hábitos. Muchas veces, es más fácil y más productivo concentrarse en un solo mal hábito y transformarlo en bueno, como Alcoa. Así que piensa, ¿cuál es el un hábito que podrías cambiar que cambiaría completamente tu organización?
El Círculo de los Hábitos
Cuando realizamos cualquier actividad por primera vez, nuestro cerebro debe esforzarse por entender y formas conexiones neurológicas, pero una vez que aprendemos y lo hacemos repetidas veces, no debemos esforzarnos tanto. Este el arte de aprender. Sin embargo, a diferencia lo que pensamos, el aprendizaje puede ser consciente o inconsciente. En un estudio de laboratorio realizado, inicialmente en ratones, pero luego (en versiones diferentes) también en seres humanos, se descubrió que existen 3 elementos dentro de la formación de hábitos y son:
- Un gatillo (CUE), es decir algo que nos haga recordar que debemos tomar acción,
- La acción o hábito (ROUTINE) que paulatinamente pasa de la parte más consciente de nuestro cerebro hacia los ganglios basales (hablaremos un poco más de ellos en el siguiente punto) y
- Un premio (REWARD): que puede ser sentirnos bien o evitar sentirnos mal después de haber hecho la actividad que realizamos.
La Regla de Oro del Cambio de Hábitos
El concepto de reemplazar: Uno de los pacientes más estudiados por la neurociencia fue Eugene Pauly. Eugene sufrió una eNfermedad viral que afectó su memoria. Sin embargo, Eugene podía realizar todas las actividades del día a día con normalidad, simplemente no podía recordar ni aprender nuevas actividades. Esto era algo asombroso para los doctores. ¿Cómo era posible que una persona pudiese hacer tantas cosas pero no recordarlas ni aprender nuevas? Cuando los doctores examinaron el cerebro de Eugene, se dieron cuenta de que sus ganglios basales funcionaban muy bien. (Los ganglios basales se encuentran en la base o centro del cerebro y están asociados con funciones motores y otras básicas de supervivencia).
Interesantemente, nuestros hábitos se instalan ahí y una vez formada la conexión neurológica, no se puede cambiar. O al menos, no hay evidencia aún de que se puedan cambiar. En este sentido, la única forma de cambiar un hábito que ha llegado acá es reemplazarlo con otro hábito. Es decir, regresar al círculo de los hábitos y aplicar la regla de oro del cambio: pensar en el mismo gatillo, cambiar la actividad y experimentar el mismo premios o un mejor premio.
Un hábito no se borra de la mente. Para cambiarlo debes usar la regla de oro que dice que debes identificar el gatillo que te hace actuar con el hábito y debes reemplazarlo por otro hábito, a la vez que experimentar con premios o… Click To TweetLos premios y las penalidades
Cuando pensamos en cambiar, creemos que lo podemos hacer solo con fuerza de voluntad. Y, como probablemente te habrás dado cuenta si has empezado una dieta y la dejaste, es que la fuerza de voluntad por sí sola no funciona. No es que no seamos disciplinado o que no queramos hacer algo. A nivel consciente sabemos que debemos hacerlo, pero los mecanismos de restricción que usamos hacen que sintamos un desgaste mental y que caigamos rápidamente en la tentación.
En un caso bastante interesante citado en el libro se habla de cuando Procter and Gamble sacó el producto Febreeze al mercado. A pesar de que este producto era uno de los más revolucionarios que habían desarrollado en mucho tiempo porque literalmente eliminaba los malos olores, los consumidores no adoptaron el producto como esperado. Después de varias investigaciones se determinó que la gente no adoptaba el producto porque simplemente desaparecía los malos olores pero no tenía un aroma particular que de la señal de que el ambiente olía diferente después de usarlo. Cuando Procter and Gamble añadió un aroma a Febreeze las ventas despegaron.
Lo mismo sucede con nosotros. Cuando adoptamos una dieta, no vemos de forma inmediata como nos hace bien y esto nos hace pensar que tal vez no valga la pena. De todas formas, si podríamos darnos un premio o desarrollaríamos alguna forma de sentirnos bien cada vez que comemos mejor, entonces el hábito sería más fácil de reemplazar. En este sentido, tanto para empresas como para personas, después de usar la regla de oro descrita en el punto anterior, debemos experimentar con mecanismos de medición, seguimiento, premios y penalidades que nos permitan identificar que estamos realizando un cambio positivo en el corto plazo. Por ejemplo, las personas que hacen ejercicios de forma continua dicen sentirse bien mientras hacen el ejercicio y por eso mantienen la rutina. Al haber desarrollado este gusto por el “dolor” de ejercitarse han creado un mecanismo de “premio” inmediato y pueden desarrollar el hábito de forma permanente.
Para cambiar un hábito debemos experimentar con mecanismos de medición, seguimiento, premios y penalidades después de realizar la actividad que queremos cambiar. Esto nos permite saber que estamos avanzando y ayuda con la motivación… Click To TweetTips para cambiar un hábito
Finalmente, te dejamos 8 tips que puedes usar para cambiar tus hábitos
- Identifica las rutinas
- Experimenta con premios
- Ten un plan de contingencia
- Aléjate de las tentaciones
- Piensa en añadir o reemplazar versus quitar
- Busca ayuda de grupos, retos, o compromisos públicos
- Cuando cambies hazlo como un juego. Registra y mide todo.
- Celebra siempre los pequeños avances